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domingo, 18 de marzo de 2018

Pedro Ramón Ocaña Uritiaga


HAY DE AQUELLOS QUE NO GUARDAN APRECIO A SUS MESTROS/AS .
Hoy día 12 de marzo, ha venido el maestro jubilado Pedro Ramón y nos ha explicado: su vida profesional y como era la escuela en sus años de alumno. Los cambios de la enseñanza a lo largo de su vida como alumno y como maestro. También nos habló sobre la barriada del Santo, de sus habitantes y de la ermita de San Sebastián.
La entradilla del inicio es una frase que nos dijo y nos gusto mucho.
Estudiante: Empezó a estudiar en las escuela de San Gaspar , escuelas del Pozo Viejo  y en cada aula había 40-50 alumnos aproximadamente.
Para hacer tu propia carrera tenias que ir a Ciudad Real y solo había magisterio, el se examino por libre, estaba en La Solana estudiando en una academia para prepararse los exámenes, en un día te examinabas de todo los libros que habías dado durante todo el año.

Tuvo un maestro que le enseño trucos para memorizar los contenidos, nos enseño como memorizaba los verbos, tiempo, modo…


Con 20 años empezó a ejercer de maestro de escuela:  Empezó un año en el Santo, un año entre Membrilla y  San Carlos del Valle, un año en el Romero Peña, tres  años en el Sagrado Corazón, Cinco  os en Alcubillas, tres  años en el Sagrado Corazón y los últimos 24 años en el Santo. En este colegio se jubiló a los sesenta años después de cuarenta años de servicio en la educación, muchos de esos años como secretario y director del colegio El Santo.
Nos contó varias anécdotas de su vida una de ellas que no le gustaba el francés y hacía novillos, su padre se enteró y para controlar su asistencia a clase tenía que llevar una agenda y el maestro todos los días le firmaba si iba a la escuela o no.
Otra de las anécdotas es que cuando era maestro del Sagrado Corazón, estaban construyendo unas aulas del colegio El Humilladero, fueron a visitar las obras y se enteraron que en las excavaciones habían encontrado dos esqueletos.

También nos informó que el colegio de San Luis Gonzaga estaba situado donde se encuentra ahora la Tintorería La Mancha.
Sigue con otra información de las fuentes públicas que había en La Solana, que costaban unos chavitos (moneda de chapa de antes) y las mujeres iban con los cantaros a por agua .
Ermita de San Sebastián: Es  la más antigua del casco urbano de La Solana. Se cree que es del siglo XIV ó XV.
En la época de la Peste Negra, los habitantes de la zona pensaban que la enfermedad se extendía por los frescos que había en la ermita, por lo que dieron cal a las paredes y la picaron.
En el año 1982 se rehabilitó la ermita y se descubrieron los frescos y al tirar una tapia de la sacristía descubrieron un artesanado Mudéjar con adornos de marfil, una verdadera obra de arte.
El barrio del Santo se dedicaba a trabajar el esparto.
Las mujeres realizaban las cordetas con la pleita y después los hombres con sus agujas cosían las cordetas y construían capachos, espuertas, valeos….
Nos contó como afilaban las agujas los hombres en las piedras de la fachada de la ermita.
Nos contó que todos los años venía el obispo al pueblo a confirmar a los niños del barrio, los santeños querían recibirlo con un arco realizado con capachos y una vez construido se derrumbó antes de venir el obispo.
En la ermita se encontraban los restos de la familia que era Encomendador de la Orden de Santiago de La Solana.

Autora: Sandra Ocaña Romero de Ávila, 5º curso.

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